De Pozoblanco a Dos Torres, Los Pedroches. Rafael Redondo, Enero 2022 |
Su timidez siempre fue superlativa. No era amigo de las multitudes ni de las grandes manifestaciones públicas, aunque eso no le impidió ser un magnífico maestro de primaria. En la escuela, el aula, el patio o los despachos su retraimiento se convertía en arrojo, rozando la osadía cuando de defender alumnos se trataba. En la calle le funcionaba otro chip. Se mostraba tacaño en palabras y gestos. También en la familia y un tanto parecido con los pocos amigos. Con su pareja, maestra ella también, no había ningún problema porque Mari Sol le miraba a los ojos y los leía como si fuera un libro abierto iluminado. La empatía de esta última, también superlativa, compensaba con creces la cortedad absoluta de Fernando.
Sus padres, campesinos, amigos de la tierra, del
esfuerzo y del poco necesitar quisieron que estudiara y él sacó partido de la
oportunidad. Terminó magisterio con el trastorno, en palabras de algunos, de
una tremenda preocupación por el medio ambiente. Entero decía él, en plan
irónico, citando a sus maestras. Desde muy joven tuvo la sensación, y buscó
datos, de que la Tierra se moriría algún día debido a la torpeza, ceguera y
ambición de unos locos con carnet y decidió hacer algo. Convencido de la
potencia de la constancia de una gota de agua se propuso velar por la salud y
bienestar de este planeta, siendo siempre consciente de sus limitaciones.
Pronto, recién llegado a la universidad se apuntó
voluntario a un par de verdes ONGs. Su trabajo, híbrido de carácter y
formación, siempre fue vanguardista en la retaguardia: pagaba sus cuotas,
diseñaba carteles en el anonimato, facilitaba slogans de manifestaciones, con
ficticios pseudónimos escribió algún artículo en la prensa local, asesoró a
algún líder con citas a escondidas …. Cámaras y micrófonos le producían cierta
alergia vital por lo que nunca se vio su rostro en actos públicos y jamás se
escuchó su voz como un ecologista intolerante.
En la escuela su labor se centraba en educar alumnos
en el respeto al medio natural, insistiendo en que la Tierra puede ser
cualquier cosa menos un basurero. En claustros y reuniones se mostraba pacífico,
abandonando toda pretensión acusatoria, cualquier actitud de posesión de la verdad
y procurando conciliar posturas aunque para eso tuviera que relajar la suya.
Defendía que un logro bajo acordado entre muchos era un enorme logro para todos.
Partidario del prevenir mejor que del curar y de la
opinión que establece que el que contamina lo deja como estaba, ¡se siente!,
nunca estuvo en política. ¡Su opción fue la Naturaleza! Pasaba de intenciones
de leyes y ministros pues para él prevalecía el concepto: “Dejarlo como estaba
antes de la incidencia”…..si tiene que pagar que pague el infractor, pero el
concepto es claro: “Dejarlo como estaba”: léase Mar Menor de Murcia, cualquier
tipo de incendio intencionado, montaña paseada o playa y botellón. No se trata
de descontaminar, se trata de no contaminar y advertía que la ecología no es de
derechas ni de izquierdas. La Tierra necesita la colaboración de todos.
En el ámbito personal su yo resultaba exigente y
riguroso: senderista basurero de caminos y cunetas que recogía en una bolsa
todo tipo de residuos; paseante urbano recolector que introducía en los
contenedores lo que otros habían sacado o dejaban a sus lados; su casa era una
colección de selectivos contenedores: orgánica, metal, madera, vidrio, papeles,
pilas, envases, ropa, aceite, ….la lavadora siempre la ponía llena y en su
lavavajillas no cabía un plato más; cisternas con dos compartimentos eran
obligatorias en sus cuartos de baño; la radio siempre baja, folios por los dos
lados, cubo para recoger agua de la ducha hasta que llega la caliente, agua de
lluvia para la plancha,…Criticaba duramente que con agua potable se regaran las
plantas, se lavaran los coches o se usara a diario en el mismo WC. Pagar bolsas
de plástico en los supermercados era una absurdez total que nada soluciona…. Lo
de comprar cuotas de CO2 a países más pobres era de sinvergüenzas
además de insensatos…. La cría de ganado, en su forma intensiva, era calificada
como doble maldad por el daño a la tierra y a la especie animal, … avisaba de
que una economía mundial basada en el consumismo y en la super – explotación de
recursos no puede acabar bien…. La Tierra es un ser vivo y siempre ha
respondido a los ataques…..Y recordó a su madre barriendo el empedrado de la
puerta de entrada del cortijo en tiempos de su infancia.
Publicado en Diario Córdoba 6/10/2021