![]() |
Atardecer. Pantano de la Colada (Diciembre, 2024) |
Pompilio
anheló siempre ser una gaviota, pero -por su amor a Penélope- aceptó recorrer senderos
de la tierra para poder así gozar de sus encantos. Renunció a vivir en el aire,
a pescar en el mar y fue un feliz terrícola. Más, al pasar el tiempo, los vuelos
circulares de un apuesto buitre causaron embeleso fascinante en Penélope y esta
quedó cautiva. Pompilio, ya no podía volar. Sus alas eran torpes y su cuerpo
pesado. Le faltaba costumbre. Había sido reducido a lo práctico, domesticado en
la importancia de lo terrenal y en lo banal del aire. Pasó el resto de su vida observando
los altos vuelos del buitre que no dejaba de dar vueltas. Mientras, él
serpenteaba los caminos. Las motas de polvo taponaban su piel, irritaban sus
ojos y empañaban su mente. Una Penélope hechizada no dejaba de mirar hacia
arriba.
-¡Es
el amor, estúpido! ¡Cupido es caprichoso!-, le dijo una paloma.
No hay comentarios:
Publicar un comentario