31 octubre 2022

Escribir a mano

      

Apuntes de Fidel Fita, mina Terreras, Alcaracejos,1913

Escribir a mano es dibujar ideas, como si fuera un cuadro.

               Desde la invención de la imprenta por Gutemberg en 1440, después de una gran controversia por disputarse la gloria entre alemanes, franceses, italianos y holandeses, se dotó a la humanidad de la posibilidad de escribir, al menos en la forma, con rasgos despersonalizados.

               Los variados e intensos avances hasta la impresión digital actual han dejado a Gutemberg en pañales, aunque su idea, su enorme y genial idea fue la gran madre de todo lo que vino después.

               Escribir a mano puede parecer primitivo y antiguo pero a fecha de hoy lo considero una innovación y un placer, una importante faceta del desarrollo personal. El simple hecho de poner unas letras en un papel es relajante, te identifica y desarrolla más tu actividad cerebral porque, aparte de que debes evitar tachones, has de mantener la horizontalidad de las líneas. Es una experiencia tranquila y entrañable que te permite un reencuentro con tu interior. Sin despreciar nada ni a nadie… ¡Que le digan a un pintor amigo de óleos que pinte con un programa de ordenador! Es indudable que el arte tiene infinitos caminos pero la belleza de un Velázquez o un Goya no tienen parangón.

               Emborronar un papel con nuestra letra es una experiencia similar a la que pudo sentir el hombre / la mujer de Altamira dibujando un bisonte o Picasso plasmando a Don Quijote: las tres son obras originales únicas. ¡No hay dos caligrafías iguales! Los rasgos de tus letras, aparte de personalidad, marcan ideas, sentimientos, estados de ánimo, creatividad, gusto por la estética, etc ¡Hasta reflejan nuestro subconsciente y nuestros deseos más profundos! En tus escritos está presente un ADN gráfico irrepetible. Para nada son iguales las mismas ideas expresadas con un ordenador o en una máquina. Escribir a mano es un proceso más íntimo. Quizás por eso lo hicieron muchos escritores y prefirieron mojar la pluma en un tintero o dejarse guiar por una estilográfica, práctica que empezó a decaer cuando el periodista húngaro László József Bíró, en 1938, algo cansado de las dificultades de la pluma, inventó el bolígrafo.

Lindes de las Siete Villas (3.11.1837)
Me encantan las palabras caligrafía y manuscrito, porque ambos –por medio de libros y papeles– dan cuerpo y perfil a singulares obras de arte que me atraen. Como el fuego o el mar, es relajante observar el punto cambiante de la “i”, la ligera inclinación de la “l”, las barriguitas de la “g” o de la “p” o los puentecitos de la “m” y de la “n”. ¿Qué decir de la fuerza de la “z” o del derecho de primogenitura de la “a”? ¿Y la suerte que tienen las letras gemelas de ir siempre por parejas para diferenciar “un carro” de lo “caro” y una “llama” de un “lama”.

               Por otra parte, siempre me molestó la nefasta diferenciación entre letras y números, ya que ambos son el pilar de todas las culturas y su relación es íntima, casi amorosa diría. En todos los alfabetos del mundo letras y números son dibujos, líneas, trazos, siluetas. ¿Hay mucha diferencia entre inventarse la “m” o un “3”? ¿Y entre un cero y la “O”? ¿Y entre la “B” y un “8”?. La “x” [equis] la utilizamos para multiplicar y los dos puntos, “:”, para dividir. A los lados de un triángulo siempre les hemos llamado a, b, y c, dejando las mayúsculas A, B, C, para sus ángulos. Eso sí, cuando el triángulo es rectángulo podemos encontrarnos con “c”, “ c’ ” y h para nombrar los catetos y la hipotenusa. X, Y y Z siempre serán incógnitas y, curiosamente, la letra “h” la hemos elegido para nombrar la altura, de una figura plana o de un cuerpo geométrico, palabra que no la lleva. La abstracción es fantástica pues una “V” con visera se lee como raíz cuadrada y una “S” estirada simboliza una integral. A todo esto no podemos olvidar diferentes números asociados con letras: “número e” = 2’718281828459…, el “número pi”= 3,14159 26535… y el “número áureo”(letra fi en griego) = 1,6180339887498…, los tres irracionales y el casi mágico “número i”, del análisis complejo y del álgebra, definido de tal forma que i2 = -1

               Escribir hoy a mano números y letras pone de actualidad el antiguo oficio de escribano que daba fe, por medio de escrituras, de actos que se desarrollaban ante él. Atrás quedan también la redacción de cartas y testamentos. Hoy día las nuevas tecnologías nos permiten escribir con la voz. Su posible generalización acabaría con el uso del papel y la posibilidad de escribir del ser humano. Para mí sería una grave pérdida: los seres humanos no tendrían letra. Reclamo la letra de cada uno de nosotros como Patrimonio de la Humanidad, antes de que sea demasiado tarde.

 

Comisión Municipal del Censo, Alcaracejos (8 de junio 1924)

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