Desde estas líneas, hoy 23 de abril, “Día del
Libro”, quiero rendir mi particular homenaje a este universal y práctico
objeto, sea digital o impreso, como elemento vertebrador de la cultura, del
desarrollo personal y de la sociedad. ¿Os habéis parado a pensar cómo sería una
sociedad sin libros y, por ende, sin escritores, sin poetas? La lengua ha sido,
y es, una extraordinaria herramienta; sin duda la mejor desarrollada por el
hombre. Como potente ingenio, es complejo y flexible; al mismo tiempo,
entra de lleno en el terreno de la creatividad. Hablar y escribir fue una
potencialidad; hacerlo bien es un arte. Nuestro cerebro tiene áreas
especializadas que lo predisponen para adquirir el lenguaje y descifrar
diferentes códigos, pero sabemos que en su conjunto no es un sistema rígido,
sino que evoluciona con los contextos y la cultura que lo rodean. La
flexibilidad del junco aumenta su longevidad. La lengua necesita tiempo para
crearse, transmitirse y consolidarse. Un salto lento, pero gigantesco.
Del
lenguaje oral se pasó a la escritura: otro salto propio de gigantes. Newton
progresó a hombros de gigantes. Estoy seguro de que el lenguaje y la
escritura lo hicieron también. La correspondencia entre sonidos y signos, o
dibujos, grabados en una tablilla, roca o pergamino fue una tarea enorme que
tuvo su origen en muchos y variados lugares del planeta. La escritura
cuneiforme del código de Hammurabi tiene poco que ver con la jeroglífica de las
tumbas egipcias. Desconozco cuántos alfabetos existirán en el mundo, pero basta
con citar al latino, al árabe, al cirílico, al hebreo o al jemer para concluir
en su tremenda variedad.
Este
mundo sin La epopeya de Gilgamesh, primer libro escrito, obra épica de la
antigua Mesopotamia que se escribió en tablillas de arcilla antes del 2000 a.
C., sin El Quijote de Cervantes, la Biblia de autores varios o el Hamlet de
Shakespeare sería distinto.
Su
majestad “El Libro” es el rey más significativo y antiguo de la civilización.
Va ligado a la historia y a la naturaleza del hombre. Es un signo de su vida y
de su pretendida eternidad. El libro de un autor compite con su alma.
En
estas estamos cuando me tropiezo con que un libro es un conjunto numeroso de
hojas de papel unidas por uno de sus cuatro lados. Generalmente contienen un
texto impreso que en muchos casos se mezcla con ilustraciones, fotos, tablas,
dibujos, etc. Los políticos tienden a colorear los libros que publican. Por el
color, no tanto por su contenido, pretenden pasar a la historia. Así nos
encontramos con varios libros blancos, el libro rojo o aquel que tintaron de
amarillo.
Existen
libros de caballerías, como aquellos que enloquecieron a Don Quijote; libros de
cabecera, que son aquellos que se consultan con frecuencia; libros de coro,
normalmente de gran tamaño que tienen escritos los salmos y las antífonas que
se cantan en el coro; libros de familia, que recogen el estado civil de los
esposos y el nacimiento de los hijos; libros de cocina, rellenos de recetas
para preparar postres y comidas; libros de texto, que son los que se siguen a
lo largo de un curso y se refieren a una asignatura; libros de estilo, que
contienen las normas de redacción que deben seguirse en un medio de comunicación;
libros de escolaridad, los cuales informan sobre las calificaciones logradas
por los alumnos en cada curso escolar; libros de actas, dónde se registran los
acuerdos alcanzados en una reunión; libros de contabilidad, en los cuales se
anotan los gastos e ingresos de una empresa o institución, etc, etc. Además de
todos estos están las novelas, los libros de poesía, libros de cuentos, los
diccionarios, los libros electrónicos, biografías, libros de referencia,
monografías, libros de autoayuda, memorias, tesis, partituras,…
Un
libro es compañero fiel, fuente de inspiración, manual de aprendizaje, llave
que abre insospechados caminos, alimento del espíritu, maestro silencioso,
remedio alternativo y eficaz contra el aburrimiento, sanador de soledades,
reductor del estrés, gimnasio del cerebro, seductor de la imaginación y de la
creatividad, afianzador del pensamiento crítico… Es de libro que un libro, por
sus infinitas posibilidades, siempre fue buena cosa. Quizás por eso los
enemigos de la civilización y del progreso siempre los detestaron; quizás por
eso los prohibieron, los apartaron, los encarcelaron o los mandaron a la
hoguera. Quizás por eso, sigamos celebrando a fecha de hoy el Día del Libro.
Protejamos al libro, cuidémosle, porque una vez en la calle es un ser
indefenso.
Desde este rincón quiero unirme al homenaje al
libro y aporto mis dos últimos títulos, dos minúsculos granos de arena en la
monumental montaña que formarían todos los libros del mundo:
(1)Alcaracejos, ocho siglos de historia:
se puede recoger en el Ayuntamiento de Alcaracejos.
(2)La bruja de Alcaracejos y otros relatos:
se puede adquirir en la Papelería/Librería Ángel López de Pozoblanco; en la
Librería 17 Pueblos de Pedroche y en la República de las letras en Córdoba
capital.
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