Desde mi infancia y adolescencia me
hicieron convivir con la desacertada idea de que la cultura se dividía en
Ciencias y Letras. Lo frecuente es que academias y asociaciones se establezcan
por especialidades, excepto la
Real Academia Española. Por fortuna la Lengua es una
herramienta común. Eso la convierte en lugar de encuentro y le da una potencia
enorme, aparte de que hablar y escribir se identifican con la vida. En las universidades
españolas los planes de estudio están muy especializados: los grados de Letras, Ciencias y Tecnología parecen cuñados enfadados. En la
sociedad -salvo honrosas excepciones- lingüistas e historiadores
saben poco o nada de Ciencias, viven en mundos inconexos con científicos que
tampoco acaban de relacionarse del todo con la Lengua, la Historia o la Filosofía.
Ciencias y Letras eran, y hoy casi son, dos líneas paralelas en las que además
se observa un invisible muro entre ellas, muro creado por los hombres, pero al
fin y al cabo, muro. Esta frontera real responde mas a limitaciones o
vanidades del ser humano que a la historia de la humanidad pues no siempre fue
así. Algo parecido ocurre con las fronteras entre países, razas o lenguas. Las
razas siempre se mezclaron, las fronteras entre países siempre sufrieron modificaciones
por guerras o acuerdos y los políglotas, el comercio y los viajes evaporan –afortunadamente-
las diferencias entre idiomas. En pleno siglo XXI considero inadecuado que una lengua se mantenga en un territorio por la alimentación artificial política y con leyes férreas de vigilancia. ¡¡¡Las lenguas no tienen dueños!!!
La historia de la humanidad está llena
de transgresores. Aristóteles (384 a.C.–322 a.C.) destacó en Ética,
Política, Astronomía, Biología, Botánica, Zoología y Antropología. San Isidoro de Sevilla (560-636), pedagogo y
profesor de filosofía aristotélica, conectó la herencia que griegos y romanos
nos habían dejado con los visigodos. El saber de San Isidoro fue universal y
abarcó todas las materias de las ciencias y las letras. Averroes (1126–1198), filósofo
y médico
andalusí,
maestro de filosofía y leyes islámicas, matemáticas,
astronomía
y medicina.
Maimónides (1135-1204.) filósofo, jurista,
médico y algo poeta. Leonardo da Vinci (1452–1519) fue a la vez artista,
científico,
ingeniero,
inventor,
anatomista,
escultor,
arquitecto,
urbanista,
botánico,
músico,
poeta,
filósofo
y escritor.
Goethe (1749-1832 ) fue poeta, novelista,
dramaturgo
y científico
alemán.
Humboldt (1769 - 1859) geógrafo,
naturalista
, explorador
y poeta, influenciado por la Ilustración y la Revolución Francesa, afirmó que
para abarcar toda la Naturaleza como un Todo, es necesario contemplarla bajo
dos aspectos, el científico y el literario. José Echegaray (Madrid, 1832-1916) matemático,
dramaturgo,
político
y Premio Nobel de Literatura en 1904. Gregorio
Marañón (Madrid,1887-1960) desarrolló importantes
trabajos como médico, científico, historiador, escritor y pensador. La lista
sería interminable.
La cita de estos extraordinarios
personajes pretende poner de manifiesto que la especialización de saberes no es
la única salida, existen otras. La opción es clara: la integración de las
distintas ramas del conocimiento es una visión más completa y enriquecedora del
ser humano. La sociedad de hoy necesita especialistas, es cierto, pero no
podemos ignorar que el ser humano tiene y puede desarrollar muchas dimensiones
simultáneamente. Todo depende de las ocasiones que se presenten, de la
educación, de la motivación, de la curiosidad… Un niño puede expresarse bien y
con relativa facilidad en dos idiomas a la vez aunque la mayor parte de los
mortales dominemos sólo uno. Retomando el título de estas líneas y su principal
idea subyacente podemos afirmar que Cifras y Letras son caminos complementarios
en el sendero del saber humano. Letras y Cifras convergen hacia el ser humano.
Lo explican, lo definen y lo enriquecen. Simplemente adornan el universo en un
plano de igualdad y a los humanos, tanto unas como otras, nos hacen mejores y
más sabios.
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